
“Tratamos de construir un pequeño Sol en la Tierra”, afirma el responsable de
esta investigación, Manuel García Muñoz. Para ello necesitan controlar
perfectamente la fusión de isótopos de hidrógeno que se forman en el interior
del reactor nuclear. Las estrellas producen energía fusionando los núcleos de
los átomos que las componen y en este proceso alcanzan temperaturas de hasta 10
ó 20 millones de grados. Para conseguir la fusión en la Tierra, sin embargo, los
reactores tienen que operar a temperaturas incluso más elevadas que las del Sol,
100 millones de grados.
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