Érase una vez, un día en el año 3783, un detective llamado Juan Martínez, decidió explorar más a fondo un caso en el que una mujer fue descuartizada en medio del campo. Todavía no se sabía quién era, por eso, Juan decidió explorar este misterio.
El día siguiente, Juan se despertó y vio que llegaba tarde al ayuntamiento para decirle que él iba a investigar este suceso. Pero como estaba muy loco, se puso la ropa de su mujer, Pepa Melgar. Cuando llegó al ayuntamiento, todos se rieron muchísimo, hasta hubo algunos que estuvieron veinticinco minutos riéndose y murieron.
Juan se fue al campo y se encontró a un pájaro. Éste le dijo:
- Hola, señor. Yo sé todo sobre este misterio. Si quieres saberlo tú también, asómate a este precipicio de tu izquierda. Acto seguido, tírate sin miedo porque hay un oso que te lo dirá.
- Vale, señor pájaro. Me tiraré sin miedo, lo prometo.
Juan se tiró y de la caída se rompió tres costillas, cinco vértebras y la muñeca. A él no le importó y siguió andando como un jorobado.
Ya abajo, se encontró un oso que le dijo:
- Hola, señor. ¿Ves ese agua amarilla? Pues bébela sin miedo y te curarás. Después de curarte tienes que buscar un lugar que huela mal y luego te metes allí. ¿Vale?
- Vale, señor oso. Lo beberé sin miedo, lo juro.
Ese agua era pipí del oso y cuando Juan lo bebió dijo:
- Sabe un poco amargo, pero está muy rico.
Él siguió su camino cuando olió un olor muy apestoso.
- Este es el lugar que me dijo el oso.- dijo con la nariz tapada.
Se abrió paso entre las hierbas y se encontró un gran dinosaurio:
- ¡Guau! Nunca había visto un elefante. Digo... un cocodrilo. Quiero decir...
- ¡Soy un dinosaurio! Y contaré hasta tres. Como no te hayas ido, te comeré vivo.
Juan era tonto, así que, no sabía contar. El dinosaurio le cogió y lo metió en su grande y apestosa boca.
- Mmmmm.. Huele como a mi colonia: mofeta con un poquito de heces fecales.
Allí se encontró a la mujer descuartizada y cuando fue a tocarla cayeron al estómago. Juan murió y su mujer también. Su mujer se enteró de la noticia. Entonces lloró y lloró hasta morir también.
Fin.